SALUD

miércoles, 4 de mayo de 2016

CONVIVENCIA ESCOLAR

La violencia escolar no es un problema frívolo, y afecta tanto a las víctimas como a los agresores o acosadores. En muchos casos, los niños y jóvenes que pegan, empujan, insultan… son niños frustrados y rechazados por parte del grupo de amigos, y no se encuentran a gusto ni consigo mismo ni con los demás. Son menores que al carecer de recursos cognitivos y emocionales adecuados, y de habilidades sociales para la resolución de conflictos, se encuentran en una situación de riesgo para la inadaptación, la violencia y agresividad, el fracaso escolar, la delincuencia o el abuso de sustancias.

 De este modo, las burlas pueden darse por diferentes razones:

  • Para llamar la atención.

  • Por tener sentimientos de superioridad o de poder.

  • Por no aceptar diferencias.

  • Por imitación.

  • Para ser aceptado por los demás.

  • Etc.

 Por ello las familias y las escuelas deben trabajar desde una edad muy temprana los diversos aspectos cognitivos y emocionales que favorezcan una adecuada y positiva convivencia escolar. Pues si el niño va creciendo y no le ayudamos a corregir su comportamiento inadecuado, es muy probable que llegue a tener problemas en el futuro: fracaso académico, relaciones con los demás conflictivas, conductas violentas en la adolescencia, y una amplia variedad de dificultades sociales y emocionales en su etapa adulta.

Sin embargo, todo este proceso de crecimiento y aprendizaje no se realiza de forma aislada e individual, pues la educación es un proceso de socialización, de relación con los adultos e iguales, que se da un entorno concreto, y en un grupo aula que está compuesto por un profesor y alumnos y alumnas muy diversos.

Por ello es fundamental potencia una dinámica y una atmósfera positiva entre todos, que facilite las comunicaciones no académicas para que todos puedan dialogar entre sí sobre sus problemas e intereses.

 De todo ello se desprende la importancia que adquieren las dinámicas de grupo. Las técnicas de las dinámicas de grupo son una vía para integrar los hábitos de disciplina en la personalidad del alumno y el devenir del aula, de forma no impuesta. Pero exige un compromiso por parte del profesorado: requiere mucho tiempo y esfuerzo.

 Estas técnicas cumplen las siguientes funciones:

 - Promover un mejor conocimiento y relación dentro del grupo.

 - Fortalecer la cohesión grupal, así como las redes de comunicación y participación.

 - Reformular las normas del grupo que interfieran en la convivencia y al mismo tiempo en la calidad del clima y el trabajo colectivo.

 - Desarrollar las capacidades del grupo para afrontar las dificultades sobrevenidas desde una perspectiva comunitaria.

 - Educar la escucha activa como medio de respeto y descubrimiento del otro gracias a un proceso de diálogo razonado.

 - Estimular el trabajo cooperativo, en equipo, con los evidentes beneficios que ello supone para la afirmación del grupo.

 - Desembocar en un clima de confianza y respeto que vertebre las relaciones del aula.

 - Trabajar por la compresión y tolerancia dentro del grupo, en previsión de las naturales divergencias personales.

 - Establecer los requisitos contextuales para afianzar un clima de confianza entre el mismo alumnado y su profesor.

 - Reivindicar la dimensión grupal: acentuando el sentimiento de pertenencia al grupo a causa de la confianza, valoración y experiencia positiva de retroalimentación que se produce.

Pero no todas las técnicas sirven para todos los objetivos y no pueden utilizarse en todos los sitios. Además son un buen medio, nunca un fin en sí mismas. Pues el valor de la técnica depende de la forma de aplicarla, las personas que la utilizan, de su capacidad creadora e imaginativa. Por ello antes de elegir la técnica o la estrategia a utilizar hay que tener el cuenta:

  1. Los objetivos a conseguir. Primero hay que definir los objetivos y posteriormente buscar la técnica que mejor se adapte a ellos.

  2. La madurez del grupo. Hay que ir de menos a más, ya que no todas tienen la misma complejidad. Cuando el grupo esté más maduro se podrán utilizar otras que conlleven más implicación personal.

  3.  El tamaño del grupo. Es más fácil actuar con grupos pequeños.

  4. El ambiente físico. El marco del aula no siempre es el adecuado, ya que cada una requiere un tiempo y espacio concreto (patio, jardín, gimnasio…)

  5. El medio externo. El clima de aceptación psicológica o rechazo que se origina alrededor.

  6. Los miembros del grupo. Ha de crearse el clima necesario para que la experiencia sea gratificante y no quede la sensación de perder el tiempo.

 Sin embargo no hay que confundir aprendizaje de la convivencia con la imposición del orden. Hay órdenes que son cerrados y están basados en el autoritarismo, el sometimiento y la negación de la libertad. Estos órdenes no favorece la convivencia, favorecen la coexistencia de unos junto a otros o incluso de unos contra otros, están basados en la imposición de la voluntad de unos obre la voluntad de los otros.

El aprendizaje de la convivencia al que se refiere la Guía de la Generalitat Valenciana para la formación de la convivencia en primaria, (basado en el “Observatori per a la Convivència Escolar als centres de la Comunitat Valenciana”) es el aprendizaje de un orden abierto, flexible y que no esté al servicio del más fuerte, sino del bien común de la felicidad de todos, y esto es precisamente un problema de mentalidades, en el que los docentes debemos incluirnos plenamente, junto con los padres. Pues necesitamos prepararnos para convivir en un horizonte cultural, familiar y educativo más complejo e inestable. Necesitamos una mentalidad más dinámica, más compleja que antes.

Pues aprender a convivir no es solo aprender a estarse callado y aprender a hablar cuando a uno le toca, donde cada uno tuviera que estar clavado en su sitio. Aprender a convivir es aprender a conocerse a uno mismo y aprender a conocerse ante los demás.

 Por ello si como maestros y profesores queremos educar para convivir tenemos que empezar conociéndonos mejor a nosotros mismos y reconocer que el aprendizaje de la convivencia comienza con un mejor conocimiento de uno mismo.

PLAN PREVI I RECURSOS

Por todo lo anteriormente mencionado, es fundamental fomentar la convivencia escolar, tal y como se recoge en el Plan PREVI .

 Así, el Plan de Prevención de la Violencia y Promoción de la Convivencia, da respuesta a las necesidades referentes a problemas de convivencia, detectadas por la propia comunidad educativa.

Para ello propone diversas herramientas y recursos a los docentes “con un sentimiento de competencia, de capacitación y de eficacia, no sólo en sus materias académicas, sino también en la gestión de su aula y las relaciones que en ella se dan”.

Algunas de las herramientas y recursos que propone son el el juego de Otratierra además de otras herramientas para un plan de convivencia:

http://www.edu.gva.es/eva/docs/convivencia/manual_soprodis.pdf

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